En cada ciudad, los espacios urbanos cuentan historias. Algunos reflejan crecimiento y modernidad, mientras otras conservan cicatrices y abandono. Sin embargo, en medio de ese contraste, surgen iniciativas que demuestran que el cambio es posible, que la generación puede comenzar a partir de una botella reciclada.
PetStar, ha trascendido la idea tradicional del reciclaje. Más allá de recuperar materiales, está recuperando espacios, dignificando comunidades y promoviendo una nueva cultura ambiental urbana.
Hoy en día, las ciudades modernas enfrentan un gran reto: la gestión responsable de los residuos plásticos. Frente a esta realidad, PetStar ha diseñado una ruta innovadora: transformar la cadena de reciclaje en una red de impacto de urbano positivo.
A través de sus Centros de Acopio ubicados estratégicamente en zonas metropolitanas, PetStar no solo recolecta materiales reciclables como la botella de PET, sino que también genera puntos de encuentro, educación y desarrollo local.
Cada centro se convierte en un espacio urbano funcional, limpio y con propósito, demostrando que los residuos bien gestionados pueden dar lugar a entornos más ordenados y sostenibles. El más reciente ejemplo de ello se dio con la inauguración del Centro de Acopio de Puerto Vallarta en 2024, una instalación moderna que integra eficiencia operativa, diseño sustentable y espacios de convivencia educativa.
Este modelo ha servido de inspiración para otras ciudades, demostrando que el reciclaje puede ser también una forma de urbanismo sostenible.
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Bajo esta perspectiva, PetStar impulsa una transformación social integral, su trabajo ha sido posible gracias a alianzas con diferentes sectores: gobierno, universidades, empresas y organizaciones sociales. La empresa impulsa proyectos que integran sostenibilidad, innovación y comunidad en los entornos urbanos.
Las ciudades son el reflejo de lo que elegimos conservar y lo que decidimos transformar. PetStar ha elegido transformar, apostando por una ruta donde el reciclaje se convierte en motor de desarrollo urbano, social y ambiental.
A través de su modelo de economía circular, demuestra que cada botella recuperada tiene un impacto real: menos residuos, más espacios verdes, más oportunidades y comunidades más fuertes y continuará expandiendo su red de acopio urbano, fortaleciendo la cultura ambiental que ha inspirado a millones de personas en México.
Porque el reciclaje no solo se trata de limpiar las calles, también redefine el paisaje urbano, regenera la esperanza y construye ciudades compatibles con el planeta.



